Mtra. Analía Rossi – Mtra Catherine Lara
La situación de pandemia en la que nos encontramos hizo que el mundo de la educación se viera directamente afectado, exigiendo una transformación inmediata por parte los distintos actores involucrados. Sin previo aviso, los docentes nos vimos enfrentados a ejercer nuestra profesión fuera del ámbito de la clase y sin la posibilidad del encuentro presencial con nuestros alumnos. Dejamos de compartir el trabajo codo a codo, la mirada cercana, contenedora y cómplice con los niños, las interacciones que se generan en el aula, más allá del proceso de enseñanza y el de aprendizaje de los contenidos y habilidades curriculares.
Al comienzo nos invadió la incertidumbre de cómo llevar adelante nuestro rol en este nuevo escenario, pero rápidamente los docentes comenzamos a buscar nuevos recursos y herramientas para lograr encontrarnos con nuestros alumnos y garantizar un derecho tan fundamental como el derecho a la educación. La inclusión de las modalidades virtuales de aprendizajes fue un desafío para todos: para los que ya teníamos un camino recorrido en este sentido y mucho más para los que recién estaban incursionando en el universo de las TICs en el ámbito educativo.
También fue necesario comprender que las instancias de clases virtuales no podían seguir la misma lógica que las presenciales. Esto exigió a los docentes, destinar muchas horas al estudio, investigación y la apropiación de nuevas herramientas virtuales que permitieran la creación de propuestas innovadoras, creativas y desafiantes para los alumnos, así como un profundo análisis y una meticulosa selección de los contenidos a trabajar.
En el Colegio Jean Piaget diseñamos e implementamos simultáneamente una doble modalidad de trabajo: Una sincrónica, en tiempo real, en la cual docentes y alumnos nos encontrábamos y en las que se generaban instancias de reflexión grupal, favoreciendo la interacción entre los alumnos, la realización de actividades de trabajo cooperativo y el aprendizaje de nuevos contenidos. La duración de estos encuentros y la convocatoria en pequeños grupos, permitió además a los docentes, realizar un trabajo individualizado, respetando las necesidades de cada alumno.
Otra asincrónica, en las que las distintas plataformas educativas jugaron un papel fundamental. Este tipo de modelo doble permitió a los alumnos tomar las riendas de su propio proceso de aprendizaje ya que les brindó la oportunidad de organizar sus tiempos y tomar sus propias decisiones. Además, pudieron trabajar a su propio ritmo y tomar conciencia de los contenidos en los que cada uno necesitaba profundizar, y poder volver a ellos ya que los materiales y recursos estaban disponibles en todo momento. Para llevar adelante ese tipo de trabajo, los docentes también debimos acompañarlos en la apropiación del uso de los recursos: utilización de correo electrónico, plataformas educativas, aplicaciones de video-llamadas, etc., ya que aunque los niños son capaces de manejar los dispositivos tecnológicos desde edades muy tempranas, su uso, en general, se restringe a una dimensión más lúdica y recreativa.
¿Qué pasa de ahora en más? Es un buen momento para comenzar a transitar por el camino del Blended Learning, combinando el trabajo a distancia con el trabajo presencial. De esta manera es el alumno quien gestiona su propio aprendizaje, favoreciendo la metacognición, la autoevaluación y desarrollando su independencia y autonomía. Mientras que el docente lo desafía, proponiendo actividades que fomenten el desarrollo de habilidades: el pensamiento crítico y resolución de problemas, la capacidad de preguntar, crear y analizar. Aún nos queda mucho por aprender, pero este es el momento de aprovechar el impulso, ser proactivos, tener la mente abierta y apoyarnos trabajando colaborativamente para continuar generando un cambio en los procesos de aprender y de enseñar.