¿Cuáles son los efectos positivos y negativos de la exposición solar?
Los beneficios de la exposición solar son bien conocidos, desde el efecto antidepresivo a través de la generación de endorfinas hasta la síntesis de vitamina D fundamental para nuestro metabolismo y cada vez más vinculada con efectos positivos sobre nuestra salud. Sin embargo, debemos ser conscientes de los efectos nocivos que el sol provoca, como las quemaduras solares que pueden ir desde un enrojecimiento leve a la formación de ampollas con riesgo de infección, la depresión del sistema inmunológico, el envejecimiento de la piel y el más importante: la generación de cáncer de piel.
¿Qué es un melanoma?
El melanoma es el cáncer de piel más grave, deriva de los melanocitos que son las células encargadas de darle color a nuestra piel y tienen el potencial de generar lesiones buenas como son los lunares o lesiones malas, como es el melanoma.
La gravedad del melanoma radica en que tiene la capacidad de salir de la piel en la cual se forma e invadir diferentes tejidos y órganos, tal como sucede con otros tipos de cáncer. El melanoma es el cáncer que más a crecido en el mundo con una incidencia que se duplica cada 10 a 20 años y según datos del Registro Nacional del Cáncer, se ha dado en los últimos años, un aumento del número de casos detectados y de muertes por melanoma en Uruguay. Este aumento responde a múltiples factores, pero uno de ellos es el hábito de exposición solar excesiva y el bronceado.
Para explicarlo de una manera sencilla: cuando nos exponemos al sol y quemamos o bronceamos nuestra piel, se generan una serie de mecanismos genéticos que tienen la posibilidad de transformar células benignas en células malignas, generando así cánceres de piel como el melanoma. De ahí surge la importancia de la protección solar y de evitar las quemaduras y el bronceado.
¿Cómo reconocer un melanoma?
Reconocer un melanoma no es algo sencillo, incluso para los dermatólogos más entrenados. Sin embargo, las formas más frecuentes de melanoma tienen características que nos pueden orientar. En general el melanoma se presenta como una mancha oscura en la piel, parecida y difícilmente distinguible de un lunar.
Los dermatólogos recomendamos a nuestros pacientes realizarse autoexamen de piel en busca de lesiones de alarma de acuerdo a la regla del ABCDE.
Las lesiones que presenten A: Asimetría, B: Bordes irregulares, C: Variedad de colores, D: Diámetro mayor a 6 mm o E: Cambios Evolutivos como aumento de tamaño rápido o sangrado son sospechosas y requieren consulta con dermatólogo. El diagnóstico precoz de melanoma es fundamental porque tiene un impacto directo en el pronóstico para el paciente. Es así que un melanoma diagnosticado precozmente no presenta riesgo de vida mientras que uno diagnosticado tardíamente puede presentarlo.
¿Cómo prepararnos para el verano?
La exposición solar es el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer de piel, y más importante aún: es el único factor de riesgo modificable. Si bien todos somos susceptibles a los efectos negativos del sol, las personas de piel clara, los niños y jóvenes menores de 20 años son más susceptibles aún. Para lograr una eficiente protección solar, debemos evitar la exposición entre las 10 y 16 horas y tener en cuenta que el uso de protectores solares por sí solo no es suficiente.
Debemos acompañarlos de medidas como el uso de sombrero, ropa adecuada, lentes con protección ultravioleta y la búsqueda de la sombra. Cuando se realizan baños solares con intención de broncearse, siempre hay aumento del riesgo de cáncer de piel, aumento del riesgo de quemaduras, disminución de la vigilancia inmunológica y riesgo de foto-envejecimiento con generación de manchas en la piel y arrugas.
Para ser más claros: el bronceado nunca es saludable ya que siempre trae aparejadas las complicaciones mencionadas.
Los protectores solares constituyen un complemento y deben aplicarse en la piel no cubierta por la ropa. Es conveniente aplicarlos 30 minutos antes de la exposición solar y repetir la aplicación cada 2 horas dado que su efecto se reduce al filtrar la radiación y con el efecto de la transpiración. Por lo general, los protectores solares no filtran efectivamente la radiación ultravioleta luego del contacto con el agua, es por esto que es conveniente reaplicarlos luego de los baños en piscinas o agua de mar.
La protección que proporciona un protector solar viene indicada por el factor de protección solar (FPS o SPF) y este índice señala la protección solar contra los rayos UVB. El protector solar ideal debe ser capaz de filtrar correctamente radiaciones UVB y UVA por lo cual no es suficiente chequear únicamente el FPS en la etiqueta del mismo.
Por Dra. Lídice Dufrechou | Dermatóloga
Fuente: https://www.mp.com.uy/articulos-el-sol-no-es-un-juego.php