Lic. Ps. Soledad Bellora y Lic. Ps. Agustina Ginés
Desde que volvimos a abrir las puertas en el Colegio Jean Piaget nos preguntamos cómo recibir de la mejor manera posible afectivamente a los niños, niñas y sus familias después de meses de haber trabajado de una forma inédita que nos implicó re inventarnos y re pensar las formas de mantener vivas las aulas en contexto de pandemia.
La vuelta a la presencialidad nos exige cuidarnos de formas que son nuevas y que implican un protocolo sanitario que debemos respetar y seguir, el cual nos restringe y nos interpela en las nuevas maneras de interactuar dentro de la institución. En el Colegio Jean Piaget estamos convencidos de que para que los aprendizajes sean significativos debemos considerar al niño como un ser integral, por lo tanto entendemos que es fundamental incluir aspectos emocionales, familiares, del entorno, que nos permitan acompañar a cada niño escuchando y teniendo en cuenta sus propios tiempos, sus motivaciones, sus gustos.
Entendemos que lo vivido este año, entre otras cosas implicó: distanciamiento físico, cierre de locales escolares, clases en formatos virtuales, lo que conlleva inevitablemente a repercusiones directas y significativas en todos nosotros y especialmente en los niños. Ellos han perdido, entre otras cosas, posibilidades de encuentro presencial y experiencias de interacción como cumpleaños, pijamadas, recreos, meriendas compartidas, salidas didácticas o paseos. Todas estas son experiencias muy valiosas que sirven de base para el aprendizaje en esta etapa fundamental del desarrollo.
Nos cuestionamos en estos tiempos, acerca de cómo integrar estas experiencias en el marco actual, con las exigencias protocolares que nos dejan algo limitados en las interacciones, en los vínculos, en la socialización. En esta realidad que nos ha tocado vivir ha cobrado relevancia la creatividad como valor, y como herramienta para adaptarnos, acomodarnos a escenarios cambiantes y procesar nuevas experiencias. Fomentar y estimular la creatividad desde nuestras aulas es un desafío grande y que requiere trabajo y compromiso.
Para ello, propiciamos instancias en las que los niños puedan expresar sus emociones a través de juegos reglados o libres, de expresión plástica, de la música. Compartir estas vivencias; momentos de alegría, de tristeza, de miedos, compartir anécdotas con sus pares conlleva a que estas emociones tan intensas por momento puedan, al colectivizarse, circular en el grupo y transformarse en palabras y de esta manera para fomentar la empatía y aliviar posibles malestares.
Es un pilar fundamental para nosotros reforzar estas instancias ya que entendemos que son las que hacen posibles las nuevas formas de pensar y de sentir. Nos confirma nuestra convicción que esta visión integral del niño permite que los aprendizajes sean significativos, nutriéndose al mismo tiempo de vivencias personales.